Tomás Pedro Tuki Tepano
(28 de mayo de 1962)
ESCULTOR
Me gustaría saber cómo aprendiste a tallar.
“Bueno, el tallado es una parte de la sobrevivencia en Rapa Nui. De esa base empezamos a trabajar, porque es una necesidad. Tú estás trabajando en agricultura, en la pesca y también en la artesanía. Se da el tiempo para varias cosas, porque en ese entonces no había trabajo como ahora. Ahora tenemos trabajo, tenemos movimiento, antes no, solamente tienes que vivir de lo que hay. Y ahí toda mi familia trabajaba en artesanía. Tomé más peso cuando ya me puse a convivir con mi primera pareja. Ahí hay que asumir cargos, había hijos y todo. Así es que pesca, agricultura y artesanía. Y la artesanía me ha dado harto. He conocido muchos lugares por la artesanía y por la música.”
¿Y quién te enseñó? ¿Te enseñó alguien o aprendiste mirando?
“Palabras de otros mayores, abuelos, tíos y así, mirando, observando como lo hacían. Porque antes no todos tenían herramientas para trabajar en arte. Hasta que empecé a vivir mi vida afuera y ahí trabajando con un tío, Ventura Tuki, cerca de la Aldea, que en ese tiempo era el leprosario sanatorio. Ahí trabajando con esa gente, aprecié más el tema del trabajo, porque ellos tenían pedidos de piedra de moai, y nos pedían a nosotros que los ayudáramos, así íbamos a ayudar a ellos. Y llegando turistas a la isla, bueno, uno empiezan a tener más el gusto de seguir trabajando en el artesanía.”
¿Tú sientes que empezaste por una cosa de subsistencia?
“Sí, era parte de nuestra vida. No solamente tallar, sino también la agricultura, el buceo, la pesca, es todo un conjunto.”
¿Y ahora cuando tú tallas, por qué lo haces?
“Ahora trabajo porque me piden trabajo. Yo trabajo por pedidos. Cuando me piden, trabajo. Ya no trabajo por cierta cantidad, cuando hacía 10 o 12 moai diarios, para entregar; ahora trabajo solamente para cumplir el compromiso de la gente que piden. Ya no me dedico así 100 % a la artesanía, tengo otras cosas que hacer ahora.”
¿Te cuesta a veces vender una pieza?
“Me cuesta soltarlo, porque siento que las personas que quieren mis piezas tienen que ser que ya soñó con eso, que tenga esas ganas de tener esas piezas mías, porque lo hago con tanto cariño, con tanto tiempo y dedicación. Me cuesta soltarlo.”
¿Hay algo ahí que no solamente es hacer una pieza, sino que hay algo tuyo en esa pieza?
“Exacto. Tú tienes que dar tu parte también. Cuando uno trabaja en el arte, para llegar a ser como yo llegué a ser, como en el tema reconocimiento del sello de excelencia, tú tienes que soñar con el arte. Tú tienes que entregarte a esto, soñar, pensar bien y no llegar y hacerlo, sino que tienes que tener un sueño dentro de ti, una luz, para que eso resulte bien.”
¿Y crees que tus ancestros que tallaban, lo hacían con ese sentimiento?
“Yo creo, porque ellos trabajan por harto tiempo, no lo hacen de un día para otro, ¡hasta con la misma mano deja brillosa la madera porque trabajan tanto con ella!, de a poco, de a poco hasta que termine, y por eso termina súper bien, es una dedicación muy, muy fuerte, ellos dan su espíritu, su corazón a su trabajo.”
¿Tú crees que las piezas tenían o tienen mana?
“Sí, tienen. Y depende de los artistas, porque, por ejemplo, hay artistas que se dedican a reproducir sin cariño, solamente por producir, porque tengo un encargo. Y también me ha sucedido, he tenido un encargo de 200 moai o 500 y he tenido que hacerlo, todos iguales, pero no hay un aprecio en eso, solamente tengo que cumplir con ese compromiso. No es como hoy día, me dedico más, con tiempo.”
¿Y ahí no hay mana… cuando tienes que hacer 20 o más?
“No, no hay nada, no hay mana, solo hay trabajo, cumplir con ese trato. Pero ahora, o sea, mientras más uno avanza, pasan los años, la edad, va tomando conciencia de la realidad de las cosas, va tomando recién el peso, uno cuando va madurando el trabajo, cuando uno es joven hace las cosas muy rápido, pero ojalá que los jóvenes se dedican bien a trabajar, no vendiendo a souvenirs sino artesanías de calidad.”
¿Qué te pasa a ti cuando haces un kava kava?
“Yo siento que retrocedo al tiempo ancestral, y el líder de esto es Tu’u Ko Ihu. Vuelvo a ese tiempo, cuando estoy trabajando con eso, pienso en ello, ¿cómo lo hicieron?, cómo se trajo hasta hoy día el trabajo, su inteligencia, su sabiduría, de haber transmitido eso hasta hoy día.”
¿Y tú tienes una idea de para qué servía el kava kava?
“Bueno, hay varias historias, yo me quedo con la de Hitirau y Nguku te Mango, con el sueño, con la historia de Tu’u ko Ihu que talló a los kava kava. Son historias reales, que existe, que existió. “
¿Representan varua? ¿Cuándo tú lo tallas, te pasa algo con eso, porque representan varua?
“Mi abuelo me decía que los moai tienen espíritu, tú le das la vida al moai, cuando tú terminas de dar el ojo, ya es un espíritu. ¡Son espíritus! Y por eso que cada persona que trabaja en esto tiene que entregar un buen mana, un buen cariño al trabajo, para no existir esa negatividad de la energía que tienen ellos.”
¿Oye, y qué pasa con la gente que ahora está haciendo moai con molde? ¿Qué opinas tú de eso? ¿Tienen mana esos moai?
“No, como estaba diciendo, son moai que se hacen por necesidad, porque hay que hacerlos.
Pero no creo que lleguen a tener mana, porque el mana te entrega desde que tú empezaste a hacer una pieza, hasta que terminas, bien hecho, ese es un trabajo con energía positiva, pero no un trabajo que está hecho con molde.
yo no tengo nada en contra de quienes hacen eso, pero a lo que yo voy, es que hoy en día nosotros debemos apreciar más nuestro trabajo como artesanos, no ocupar como souvenir.
Pero la idea de tener el sello de origen, la hicimos para no confundir más a la gente, y que sepan si la artesanía está hecha aquí o en otro lado, o si es hecha de estos materiales ligeros, para no creer el cuento de que son de Rapa Nui, si es que no lo son.”
Oye, muchas de las esculturas en madera se ocupaban para ciertos ritos que eran sagrados ¿cuando tú haces un moai, que es una réplica de uno antiguo, tiene algo de eso?
“Igual puede tener esto, porque por ejemplo, yo le hago un moai a una persona, trabajo durante seis meses, ocho meses, hasta un año, para hacerlo bien. Y esa persona está consciente que tengo que terminar su arte el día que yo termine, porque él lo aprecia de una manera y por eso que la energía que yo estoy dando, ese moai es para él y él va a apreciarlo y lo va a guardar como una reliquia.”
¿Crees que hay una nueva generación que le interesa hacer este trabajo como tú dices que hay que hacerlo?
“Si, hay algunas generaciones acá, sí, sí hay. Pero eso tienen que potenciarlo en la escuela, yo creo, desde jóvenes, para llegar a tener eso. Porque hay personas que ya son adultos y no te aceptan las ideas. Pero resulta que para llegar a ser un buen tallador, un buen artesanos, tú tienes que escuchar a todos, a todos los artesanos, a todos los viejos, aunque sea viejo que te hablan puras palabras que no entiendes, pero hay algo en su contenido que hay que captar.
Así pasé por todos los viejos, por esta familia, por otra familia que no es mío, pero igual estuve ahí con ellos, escuchando y escuchando, nada más. Hoy día no pues, hoy día tú hablas y te responden altiro, y te corta la historia.”
¿Cuál es tu sueño como escultor?
“No, yo no sueño nada. Yo solamente vivo lo que está en mi vista. Los sueños son para los jóvenes. Yo ya soñé todo lo que tenía que soñar, ya pasé de esa etapa. Hoy disfruto de mi conocimiento y aporto a la comunidad, como si viene a visitarme, aporte cualquier idea.
Son patrimonio de la humanidad. Estos son de todos nosotros, de todos los humanos.
Así que no puedes guardártelo para ti los conocimientos que uno adquirió de los viejos.
Hay que volver a hablarle y entregarle. No es de nosotros, no es mío, no es de nadie, es de todos. Ojalá transmitir lo máximo.”